Independiente Rivadavia venció 1-0 a Belgrano en Córdoba, por la 33ª fecha de la B Nacional.

Como todo comienzo de partido, el local salió a la cancha con la decisión de buscarlo y ganarlo. La Lepra esperó ordenado atrás, aguardando alguna chance de sorprender y convertir.

En una de esas, a los 10 del primer tiempo, Gómez la tomó en el mediocampo, marchó raudo por el carril derecho y descargó un centro pasado que conectó Fernando Giarrizo de cabeza en el segundo palo. Un gol que premiaba lo bueno que el Azul había hecho hasta ese momento.

En el complemento, el Pirata seguía con la obligación pero avanzaba sin convicciones. La Lepra repetía la misma fórmula que le había dado tan buen dividendo en la primera etapa, con mucha personalidad aunque con suerte dispar.

Con la tranquilidad del resultado y a medida que pasaban los minutos, cabía sólo observar a Nahuel Guzmán, el arquero suplente leproso que reemplazó al Flaco Vivaldo, en duda si continuará en la institución, tras irregulares actuaciones.

Sin embargo, en su único error casi lo empató Belgrano pero el Doctor Paredes la sacó en la línea. Más allá de este tropiezo, fue correcto el trabajo de Guzmán, que respondió bien cuando fue solicitado.

Independiente (43 puntos) consiguió una excelente victoria al derrotar a Belgrano (49), a pesar de haber favorecido indirectamente a Godoy Cruz, que se despega con ayuda de la incómoda presencia pirata, y quedó a seis unidades de la zona de promoción. El sábado próximo esperará motivado en el Gargantini y con la calculadora en la mano a su archienemigo tombino.




LA LEPRA NO PUDO CON CON EL ULTIMO PERO IGUAL SEGUIMOS SOÑANDO CON LA PROMOCION

 

Lo que podría haber significado una victoria alentadora y fructífera se transformó sólo en un empate livianito. Se podría catalogar de insulso, de desabrido el 0 a 0 que les dejó un gusto amargo a todos sus hinchas la tarde de ayer.

Porque fue de local, porque venía de dos victorias seguidas que motivaban y porque los 9.000 que fueron al Parque disfrutaron nada más que del solcito de la siesta, yéndose con ganas de gritar un gol.

Pero tuvo mucho que ver en el desarrollo el modelito que armó Roberto Trotta para jugarle a Defensa y Justicia, porque la dupla Benegas-Torres no funcionó nunca y ninguno fue remplazado.

Leopoldo de la Vega llegó siempre a posiciones ofensivas por la derecha, pero sus centros no eran aprovechados, siempre aparecía una cabeza rival o Bertoya.

Al menos Oscar Negri se atrevía con remates largos que pasaban cerca. Recién a los 36’ Giarrizzo mandó un tiro libre, que atajó el arquero, para convertirse en el primer remate directo al arco.

El ingreso de Martinelli posibilitó otra vía de ataque por la izquierda y hubo una triple ocasión a los 6 minutos, cuando Bertoya se la sacó a Benegas (la única que generó), después un defensor la mandó al córner y en la siguiente el arquero y el travesaño le negaron el gol a Negri.

Martín Gómez movilizó a los hinchas y el juego, pero sus pelotas no llegaron tan limpias al área como se esperaba. El delantero contagió velocidad, pero no tuvo claridad para establecer la cuota mínima para un “cara a cara” con el arquero.

El Petiso intentó con otros botines, pero todo siguió igual: centros que caían mansos o pelotas para la lucha con el rival.

Gabriel Solís se adelantaba empecinado en quebrar el cero. Su vitalidad despertaba aplausos en las gradas frente a un equipo dispuesto a defenderse los 90’.

Jugando así a Independiente Rivadavia le iba a costar convertir. Los equipos que lo rodean tampoco sumaron de a tres y eso lo dejó algo tranquilo.
 

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